Era un chaval que siempre se había criado solo con su abuelo en el monte. Se dedicaban a hacer alambrados para una empresa y a cuidar cabras.
Pero un día llego un señor trajeado a su casa a decirle al abuelo que el chaval ya era grande, y que tenía que haber ido al instituto hacía mucho tiempo, y tenia que hacerlo obligatoria mente. El chaval y el abuelo se negaron por una razón, que el chaval no sabía ni leer ni escribir.
Un día la empresa en la que trabajaba cambió de jefe, y le dijeron que, si no sabía leer ni escribir, no lo podían tener en la empresa.
El chaval al verse sin trabajo, con unos ahorros que tenía guardados compró materiales para alambrar, y cuando empezó a ganar bastante dinero con esta actividad empezó a contratar a gente, hasta que formó una importante empresa.
Cuando el alcalde de pueblo le dijo que firmara en un papel para una placa en una calle, el chaval le confeso que no sabía leer ni escribir.
El alcalde le pregunto al chaval que si no sabia ni leer ni escribir cómo podía haber formado empresa y haber llegado tan lejos.
A esa pregunta el chaval le contesto:
-He conseguido formar esta empresa siendo buena persona, con mucho trabajo y sin discriminar a ningún trabajador, porque en la vida puedes tener los estudios que quieras, pero lo que más cuenta es ser buena persona.
A esa contestación, la gente que estaba escuchando empezó a aplaudir, y desde entonces en el pueblo se dejó de discriminar a los trabajadores sin estudios, y aprendieron a dar oportunidades a las personas que se lo ganaban.
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