Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada en 1948.
André Gide afirmó en alguna parte que ya todo ha sido dicho, pero como nadie escucha hay que volver a empezar. De dicha afirmación parte este artículo, que no pretender ser original sino recordar cosas ya dichas, de mejor manera que lo que no podría decir.
En vigilar y castigar (1975), Foucault se preguntaba, entre otras cosas, si el encarcelamiento es más humano que la tortura, para ello desmenuzó la evolución y las razones fundamentales del sisitema penitenciario y puso en dedo el proyecto de encerrar al delincuente para regenerarlo y reinsertarlo en la sociedad.
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