El interior de la casa está abierto al cielo, a la serenidad. Es el único lugar donde la familia musulmana puede encontrar su serenidad y la mujer puede moverse sin poner el hija y sin ser expuesta a las miradas de extraños.
La casa está organizada alrededor de un patio interior, presenta al mundo exterior muros grandes que carecen de ventanas, interrumpidos sólo por una única puerta de poca altura, ventanas o balcones, de madera, cerrados por espesas celosías, en los que las mujeres podían estar al aire libre en un agradable ambiente y, contemplar la calle sin ser vistas.
La puerta exterior daba paso a un zaguán, más o menos grande según la importancia de
la vivienda, desde el que por otra puerta, descentrada respecto de la primera, se penetraba en el patio, a través de un paso corto. Así se evitaba, al estar la puerta de la calle abierta, cualquiera que por ella pasase, pudiese ver el patia.
La estricta vida privada e íntima de la familia islámica y el respeto al deber religioso del hiyab de las mujeres fomentaron el desarrollo de un sistema de la división de la casa en dos zonas: una reservada a la recepción de los invitados hombres y otra reservada a las mujeres y miembros de la familia.
Esta división estaba claramente definida en las grandes casas donde se encuentran dos patios.
La mayoría de la población se dedicaba a la agricultura.
La población musulmana estaba formada por los árabes, bereberes, muladiés.
- Árabes: Tenían el poder político y social dedicarse de la tierra.
- Bereberes: Eran gentes humildes y solían dedicarse al pastoreo.
- Muladíes: Formaban la mayoría de la población, y eran hispano-visigodos convertidos al islam.
Habían minorías no musulmanas, que pagaban más impuestos y tenían menos derechos:
- Los mozárabes. Eran los hispano-visigodos que se mantenían fieles al cristianismo. Muchos emigraron a tierras cristianas.
- Los judíos. Se dedicaban a la artesanía, al comercio, a la medicina o ala ciencia.
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